miércoles, 26 de agosto de 2015

Recuérdame en verso que en prosa ya lo hago yo

Recuerdame así, 
tal y como siempre me ha gustado, 
sonriéndole a la vida 
aunque los motivos faltasen,
soltando carcajadas a quemarropa, 
o a bocajarro. 

Recuérdame en cada esquina de cualquier lugar, 
en aquellos sueños que estamos por alcanzar
y en los que quedarán guardados 
para (casi)siempre.

Recuérdame en cualquier nota de todas las canciones,
hasta en las que nunca te recordarán a mí; 
en el resonar de los altavoces, 
o en el murmullo de tus entrañas. 

Recuérdame cuando la noche se te antoje fría,
y búscame en el calor de las sábanas
aun sabiendo que no me encontrarás(o sí).

Recuérdame en cada palabra susurrada
y en aquellas que nunca me llegarás a decir;
en cada letra dibujada con tinta de grandeza
por la persona más pequeña 
que jamás llegarás a conocer.

Recuérdame en el color verde,
como los matices que conjugan mis ojos; 
o en la intensidad del rojo. Pasión;
esa que hay cuando dos ojos se miran,
dos cuerpos se tocan
y dos almas se rozan.

Recuérdame así, 
tal y como siempre 
he querido que alguien lo hiciera, 
con los ojos cerrados 
y el corazón bien abierto.

martes, 25 de agosto de 2015

Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si aún fuésemos tú y yo

Del silencio de tus labios al vibrar de los míos,
pasando por sentimientos a mil revoluciones.
Revoluciones que no quisimos aprender a controlar
por el mero hecho de querer vivir deprisa.
Tan deprisa que el alrededor no existía
ni siquiera como un epígrafe de esta historia,
o al menos un aparte de la misma.

Pero si creíamos en los caballeros con armadura oxidada 
¿cómo íbamos a saber que eso de las almas gemelas 
no era más que cuento chino?
Un cuento precioso, por cierto.
Demasiado para ser real.

Que no hay más ciego que el que no quiere ver
y a ese juego nadie nos ganaba.
¿Ojos? ¿Para qué? Te siento y me sientes, con eso bastaba
o no…
Quizás sí, probablemente no.

Cada vez que me pregunto qué podríamos haber sido tú y yo
si aún fuésemos tú y yo la melancolía de lo imposible llena mis sábanas,
como hace algún tiempo las llenabas tú.

Que el cambio de papeles no entraba dentro del guion,
pero quizás no, probablemente sí eso era lo que necesitamos.
Misma historia, nuevo guion.
Yo, verdugo, clamando por tu amor, rey entre mil reyes.

Que en la vida hay más cajas de pandora de las que creemos,
y que tener una entre nosotros no es delito,
mientras no se abra.
Siempre me ha gustado la idea de guardar los males bajo llave,
y qué mejor lugar que una caja con nombre propio.

Y bueno, que el fin de la historia es el mismo, ninguno.
No hay final cuando la historia es buena,
de la misma manera que no hay historia sin personajes nuevos.

Pero que quede entre nosotros dos,
lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuésemos tú y yo
es nada más que un suicidio colectivo.
Y como por amor no se muere,
el tiempo nos enseñó a cambiar para seguir.
Jugar a desconocernos de nuevo, 
y esta vez, para siempre.

Contra la promesa. (Lo prometido es duda)

"Y entre tanto descalabro, acabas olvidando tu remolque de promesas rotas. Las promesas. Las promesas duelen siempre a destiempo. Llega un momento en el que ya no te crees nada de lo que te dices. Es cuando te das cuenta de que con los años, a toda promesa le ha salido un matiz. 

Prometer es mentirle al destino. Prometer es perderse por adelantado. Hipotecar lo inexorable. Prorratear lo inexpugnable. Autojoderse en diferido. Aun claro, parece que prometerse cosas acaba siendo necesario para avanzar."
El sentimiento negativo - Risto Mejide